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Sobre La Salud Pública

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En el mundo actual.

 

La nueva década de los noventa se inaugura con un panorama reordenador, que abarca todos los ámbitos del desarrollo humano. Así, en lo político, se viene suscitando todo un proceso democratizante, que rompe con viejas estructuras de poder y da cabida a esquemas participativos; en lo económico, se registran drásticos cambios, que redefinen los papeles del Estado y el mercado y establecen las bases de una integración mundial; y en lo social, aunque se continúa con graves diferentes entre individuos, países y regiones, se observan progresos significativos en varios indicadores, sustentados en un amplio consenso internacional orientado a la justicia y equidad.

 

Inmersa en este gran marco, la salud como medio y fin del desarrollo, tiene que delinear su espacio a partir de profundas transformaciones en sus sistemas y programas, que tienden a acompañar la gradual y diferenciada transición epidemiológica que está sucediendo en las diferentes realidades nacionales y que en muchos obedece a las diversas formas de participación, producción y consumo, así como a los rezagos que las diferentes economías presentan.

 

Teniendo en cuenta este complejo y cambiante escenario, se pretende hacer una breve revisión de la situación mundial, caracterizando en términos generales las macrotendencias observables; definir en ese marco el fenómeno de transición epidemiológica, mediante la relación de algunos factores que favorecen su estado actual en realidades específicas; identificar algunas importantes iniciativas de cambio que se operan en el sector salud; analizar la aplicación de estas modificaciones en las diferentes regiones o países; y por último, hacer alguna reflexión sobre el significado y dimensión que va tomando la salud pública ante las nuevas perspectivas del desarrollo humano. 

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Destacan las siguientes situaciones globales:

 

  • El nuevo orden mundial, con reorganización de la actividad productiva y del comercio, con realineamiento del ejercicio del poder y de la política internacional, representa una oportunidad y a la vez un riesgo, oportunidad  para aumentar la capacidad de producción del mundo en su conjunto pero riesgo de relegación para los países subdesarrollados, especialmente para América Latina.

  • La presencia creciente de sentimientos nacionalistas y el renacimiento de los valores étnicos, que en alguna medida entran en conflicto con la tendencia de globalización, amenazan la paz y desvían la atención de oportunidades de cooperación.

  • El crecimiento vertiginoso de la ciencia y la tecnología con inmensas posibilidades de intervención en salud, particularmente en la prevención y el control de enfermedades, con desarrollo de vacunas y drogas, facilitado por la ingeniería genética y la biotecnología.

  • La tremenda disparidad entre ricos y pobres en las naciones y entre los grupos sociales en cada país. Esta situación la califica el Director de la OPS, el Dr. Guerra  de Macedo, como la configuración del gran conflicto del futuro, la gran amenaza a la estabilidad de la humanidad.

  • La visión neoliberal para el proceso de desarrollo integral, que podría significar riesgos para la acción en todos los ámbitos de la actividad social.

  • La valoración del ambiente y las relaciones de las sociedades con él. El problema ambiental existe como uno de los grandes conflictos y temas con implicancias en la salud y su quehacer.

EL PANORAMA EPIDEMIOLÓGICO

 

Si observamos los indicadores básicos de salud en los países del globo concluiremos, sin mayores análisis de asociación estadística, que son coincidentes, como ya se anotó con la polarización de los niveles de ingreso y la capacidad productiva. Sin embargo en algunos países estos indicadores no se correlacionan con su capacidad productiva ni, necesariamente, con la disponibilidad de calorías por habitante que, en cierto modo, es una expresión de la producción nacional de alimentos de la capacidad de compra.

 

La esperanza de vida se observa en sus niveles más altos en los países con latitudes más allá de los trópicos, lo mismo que las menores tasas de mortalidad infantil. También en estos países, especialmente del Hemisferio Norte, la disponibilidad de calorías por habitante se encuentra muy por arriba de las 3,000 y aunque en algunos países del espacio intertropical la disponibilidad de calorías per cápita es teóricamente suficiente (México por ejemplo), su origen es predominante de cereales y otros vegetales y, en menor escala, de proteínas de origen animal.

 

Llama la atención que en los tres países, que hasta 1988 registraban las menores tasas de mortalidad infantil, el ingreso de calorías per cápita no llegaba a una cifra de 3,000: Japón con la menor tasa de mortalidad infantil en el mundo, de 5 x 1,000 nacidos vivos registrados, Taiwan cuya tasa de mortalidad infantil es de 5.3 y las Islas Marianas del Norte, con una tasa de 5.5 por mil r.n.v. En Burkina Faso, Guinea y Malawi, las tasas de mortalidad infantil son de 137, 143 y 149 por cada 1,000 nacimientos y la espera de vida no llega a los 50 años.

Prueba de esta hipótesis es que en el siglo pasado casi todas las enfermedades ahora etiquetadas como tropicales, existieron también en la región templada de América Latina y Europa. No hay una explicación satisfactoria sobre la desaparición de la lepra en el norte de Europa, aunque se atribuye, en general, al mejoramiento socioeconómico y, como consecuencia, de las condiciones de vida.

 

Fue así como el dengue acuñó su nombre durante la epidemia de Nueva Cork y Filadelfia, en la segunda mitad del siglo pasado; la tuberculosis, no respetaba el rango social de sus víctimas y, hasta la segunda guerra mundial, la malaria asolaba el sur de los Estados Unidos, el sur de  Europa y el norte de África. En la actualidad, estas enfermedades las encontramos casi exclusivamente en el cinturón intertropical.

 

Se estima el número anual de casos de malaria entre los 250 y los 300 millones, en 103 países, donde vive cerca de la mitad de la población mundial total.

Los casos anuales de tuberculosis pulmonar bacilíferos, son de 4 a 5 millones y si se les suman los casos con baciloscopía negativa, la cifra puede rebasar los 10 millones anuales; el número de defunciones por esta enfermedad fluctúa alrededor de los 3 millones cada año. De los más de 5 millones de enfermos de lepra registrados en 1988, 75% son del sureste asiático, 12% de África, 7% de las Américas y el resto de otras regiones.

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LA TRANSFORMACIÓN DE LOS SISTEMAS NACIONALES DE SALUD

 

Acorde al contexto ya definido, en el que se precisan el estado de salud y su entorno socioeconómico y político, los países del orbe han emprendido la transformación de sus sistemas de Servicios de Salud, principal condicionante para el logro de la meta de Salud para Todos, con base en la estrategia de atención primaria, apoyándose en la descentralización y el fortalecimiento de los sistemas de salud a nivel local. En este proceso de transformación, la concepción sistémica e integral de los distintos componentes de la infraestructura, entendida en su sentido más amplio, adquieren un papel preponderante en la mejoría del impacto de las acciones emprendidas.

 

La evolución de los sistemas de salud, hacia servicios más equitativos, efectivos y eficientes, ha exigido modificaciones en la función, el financiamiento y con gran frecuencia, cambios estructurales significativos, especialmente en campos críticos como el estilo de conducción, especialmente si existe un sistema plural en el financiamiento y entrega de servicios, cuyos objetivos son compartidos por las partes; el sector público debe ejercer un liderazgo que oriente, estimule y regule el funcionamiento del Sistema y sus organismos de ejecución, incluidos los sectores social y privado.

 

La redefinición del papel del Estado, de lo cual ya algo se mencionó, trae como resultado implicancias en la reorganización del Sector Salud, en el mejoramiento de los servicios a las personas y al medio; además de que también dimensiona las relaciones entre los servicios de salud y las acciones de bienestar social, así como de las relaciones entre las instancias centrales de gobierno, las instancias públicas periféricas y las organizaciones de la sociedad civil.

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La legislación de salud, parte integrante de la infraestructura de los servicios de salud, constituye otro de los objetivos que se debe incrementar en la actualidad, especialmente en los países en desarrollo, en los que la legislación es débil e incompleta; se espera lograr en adelante, el desarrollo de un cuerpo de legislación moderna y efectiva, con sus reglamentos y normas que faciliten el funcionamiento adecuado del sistema.

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En la actualidad, conforme la restricción general del gasto público, la mayoría de los gobiernos ha reducido sustancialmente sus gastos en salud. Es frecuente comprobar que el gasto en Salud comienza a declinar, de los últimos años de los 70’ hasta fines de los 80’, aunque no es común a todos los países. Información reciente indica que a nivel mundial el 25% de los países tienen un gasto en salud de cerca de 10% del gasto total, mientras que otro 25% lo tiene por debajo del 3%. En términos generales, de 1981 a 1983 hubo necesitados.

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En cuanto a su capacidad generadora de empleo, aunque el sector salud tiene apreciable importancia, en la actualidad en la mayoría de países en desarrollo y en algunos países desarrollados, la posible disminución de la masa salarial como resultado de la crisis, puede generar múltiples problemas para el mantenimiento de la fuerza de trabajo. En aspectos de organización existe un amplio margen de modalidades de inserción y de los montos salariales que determinan e impactan el trabajo en salud, desde la incorporación al régimen de contrato asalariado a tiempo fijo, hasta la práctica liberal pura.

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Finalmente, la producción y el suministro, la calidad y el adecuado uso de los medicamentos, de acuerdo a la estrategia de Atención Primaria de Salud, constituyen áreas prioritarias para el mejoramiento y ampliación de cobertura de los servicios de salud. Durante el decenio de 1980, los países han realizado importantes logros, ejemplificados por los esfuerzos para racionalizar la prescripción en el uso de los medicamentos, especialmente a través de la elaboración (o actualización) de los cuadros básicos de medicamentos esenciales y sus respectivos formularios terapéuticos.

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Respecto al gasto de medicamentos, las cifras correspondientes a la América Latina, nos muestran un descenso sostenido en los últimos 6 años (1980-1986), que va desde -

0.2 en Perú a -24.4 en Argentina, en contraste con +30.5 en E.E.U.U y +15.7 en Canadá; Ecuador constituye la única excepción con +0.7.

 

Por su parte el mercado farmacéutico constituyó en 1980 el 6.5% del mercado mundial, y en 1987 únicamente el 3.6 con una reducción de 2.9%. La producción de biológicos en América, por subregiones, muestra diferentes niveles de producción; Canadá, E.E.U.U. y México producen todas las vacunas del PAI; los dos primeros con autosuficiencia y México en un 60%. América Central y el Caribe, con excepción de Cuba, no tiene capacidad de producción y América del Sur en conjunto sólo satisface menos del 50% de sus necesidades.

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